miércoles, 3 de diciembre de 2008

Uno cortito antes de salir.

Una nota en noruego llegó desde París. Una chica tailandesa de familia alemana deja un beso en la mejilla de un bailarín de tango uruguayo en California. Dos hermanos de conectan a horas de distancia para decirse que se extrañan a la noche. Uno de ellos recién se levanta. El otro solo quiere acabar su jornada.
Diez personas desconocidas charlan de orígenes en un lugar al que no pertenecen. Otras cuatrocientas se ahogan frente a Gibraltar. En un lugar de los Andes se acuerda un anciano austriaco del rostro de un niño polaco y se pregunta cómo pudo.
El agua está caliente. Ya podemos cebar el mate y recordar el tambor de carnaval en el perfecto verano de febrero, congelados esperando navidad.
Ahora somos grades, ya no nos dan permiso para jugar. Ahora somos grandes. Ya no damos permiso para jugar. Ahora somos grandes. Vamos a jugar.
El cielo todavía no es azul en Barcelona y ya hay almas saliendo a trabajar. En Brasil vos te vas a dormir y todavía no está oscuro.
El vino francés se agrió esperando a ser bebido. El viaje será largo pero tiene un final. Tarde o temprano unos mates nos van a juntar. Espero que te guste. Es amargo en la boca, pero muy dulce en el corazón.
Dejemos de hablar. Vamos sólo a jugar.

El juego de la paciencia.

Uno espera por vos
y otra espera por él.
A ella la espera otro.

También hay dos
que juntos esperan
pero ya no se esperan.

Mientras tanto,
la Dama Blanca
En su atuendo color de noche
espera por todos
pero no se hace desear.